Todo logo debe disponer de una versión negativa, es decir, una traslación del diseño a color blanco, para todas aquellas ocasiones en las que el fondo donde se aplique sea oscuro o negro. Es por eso que todos los trabajos de identidad visual recogen (o deberían recoger) esta versión en sus normativas de marca.
En la mayoría de los casos, la versión negativa es exactamente el mismo diseño pero coloreado de blanco