Estamos delante de un caso lógico, pero no por eso previsible. El estudio Dynamo, encargado del proyecto, ha cogido un alimento de cada cesta, la del país (el león como símbolo nacional) y la del deporte en cuestión (las superficies trenzadas de las palas y la máscara del portero) organizando una marca atractiva y contundente, sin más confeti que el estrictamente necesario. A veces -y sobretodo cuando hay animales de por medio- las nuevas marcas acaban siendo extremadamente detalladas. Con una cantidad de garras, cuernos, alas y otras extremidades dignas del mejor museo de historia natural.
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