Las formas de la marca se inspiran en la geometría de un campo de fútbol, y en su aspecto global, intenta acercarse a “una startup del S. XXI”.
El diseño se aparta de un “corporate logo”, para crear “una marca tribal personalizable por la comunidad de cada club” a través de un compleja retícula coloreable al gusto del consumidor.
Algunas críticas tachan ya a la marca de ser demasiado etérea, sin ningún relación directa y evidente al futbol. Pero recordemos que las letras “USL” nunca andarán solas, sino que lo harán con los colores del club de sus amores.