Cuando se habla de la ética en el diseño, de los dilemas morales que se le pueden presentar al diseñador, hay ejemplos que nunca fallan para ilustrar el tema y entender, si acaso, de qué hablamos a un nivel muy elemental. ¿Le harías un logo a un partido político que promueva ideales distintos a los tuyos?, ¿diseñarías una campaña para una tabacalera?¿aceptarías un trabajo de diseño de una compañía que fabrique armas?, son algunas de esas preguntas.
Me imagino que cuando a la consultora "Apostle Center for Strategic Communications" llegara la petición de Kalashnikov de rediseñar su marca, se les plantearía el dilema, a lo mejor solo unos segundos, pero quiero creer que por sus cabezas, antes de ver billetes pasar, hubo alguna duda.